Al Vino Vino (copia)

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Mujeres de la Vid

Dicen que los latinos son machistas, y hay sobradas evidencias a lo largo de nuestra historia que demuestran la veracidad de esta afirmación, pero en mi caso particular, la situación ha sido muy distinta; si alguna vez en la vida se me hubiera ocurrido mostrar el más leve atisbo de machismo, las mujeres de mi casa me habrían aplastado como a una cucaracha. Sí, así como lo oyen; con excepción de mi padre, a quien veía muy poco, y de mi querido hijo, que por motivos generacionales trata de verme lo menos posible, casi toda mi vida ha transcurrido alrededor de un mujerero. La lista es larga: mi mamá, mi madrina Nanita, mi hermana (no tengo hermanos), mi otra casi hermana, mis tías (seis de ellas solteras), mis vecinas, mis abuelas (no conocí a mis abuelos), mis primas, mis sobrinas, mi esposa, mi hija, mis cuñadas, mi suegra y, para rematar, la retahíla de amigas y compinches de las anteriormente mencionadas. Por consiguiente, queda demostrado que ser machista nunca fue una opción para mí; muy por el contrario, todas esas faldas y algarabías me enseñaron a valorar y admirar a tantas heroínas que a lo largo de la historia se las han arreglado para sobrevivir y triunfar en un mundo hecho a la medida de los hombres.

Hago la aclaratoria anterior, porque en una actividad que ha sido tradicionalmente dominada por los hombres, como lo es la industria vitivinícola, se corre el riesgo de subestimar el rol que las mujeres han desempañado a través de los siglos. En este sentido, quien siga pensando que los vinos son, o han sido, un espacio reservado exclusivamente al “sexo fuerte”, se equivoca.

Hasta hace menos de dos décadas eran contados los casos de mujeres vinicultoras, sommeliers o enólogas; sin embargo, las que sí se mencionan en los libros de historia, tales como Madame Clicquot Ponsardin o Madame Pommery, han sido de tal calibre y trascendencia, que hoy en día resultaría imposible hablar del Champagne, o de vinos en general, sin mencionar a estas legendarias figuras. A esto debemos agregar que, para beneficio de todos, los tiempos han cambiado y eso ha permitido que la participación de la mujer en este noble oficio sea cada vez más relevante, por lo tanto, acostumbrémonos a tener una presencia cada vez mayor de mujeres en posiciones y roles de importancia; en restaurantes, viñedos, bodegas y en todo tipo de actividades del sector enológico.

La famosa “Viuda” Mademe Clicquot de Ponsardin

Jancis Robinson (Master of Wine, columnista de The Financial Times y asesora de vinos del Palacio de Buckingham),Mary Ewing-Mulligan (Master of Wine y Directora Ejecutiva de WSET),  Jane Masters (Master of Wine y Presidente del Instituto Master of Wine), Geneviéve Janssens (Enóloga de Robert Mondavi Cellars), Gina Gallo (Vinicultora y copropietaria de Ernest & Julio Gallo Winery), Gabrielle Bouby-Malagu (Maestra Bodeguera de Champagne Gosset, Francia), Elena Pozzolini (Vinicultora y Presidente de Tenutta Sette Cieli, Toscana), Stephany Jacobs (Vinicultora de Cakebread Cellars, California), y finalmente, como las latinas no se pueden quedar atrás, tenemos los ejemplos de Andrea León (Vinicultora y Directora de Bodegas Lapostolle, Chile), Laura Catena ( Directora de Bodegas Catena Zapata, Argentina), Susana Balbo (Enóloga propietaria de Bodegas Balbo, Argentina) y Viviana Navarrete (Vinicultora y Maestra Bodeguera de Villa Leyda, Chile).

Un estudio reciente de “Barber, Almanza y Donovan” sobre el comportamiento de los consumidores, dio como resultado que la mayoría de las mujeres se sentían menos seguras que los hombres a la hora de seleccionar y comprar un vino. Francamente, no me sorprende el resultado de este estudio; cualquier hombre que haya tenido la oportunidad de ir a las tiendas con una mujer, coincidirá conmigo en que, indistintamente de la edad, cultura, o época, la mayoría de las mujeres se caracterizan por esa irrefrenable vocación, admirable paciencia y gran capacidad de discriminación y discernimiento a la hora de hacer  las compras, por lo que no veo razón alguna para pensar que podría ser distinto cuando se trata del vino. Pero cualquiera sea el motivo para este patrón de conducta, de lo que podemos estar seguros es que los avances y contribuciones de la mujer en el mundo de la enología son indetenibles. Según datos suministrados por “The Wine Institute” de la Universidad de California, más del 50% de los estudiantes de viticultura y aproximadamente el 20% de todos los vinicultores en California son mujeres; adicionalmente, el informe anual publicado por la consultora “Wine Intelligence” señala que desde el año 2016 las mujeres representan el 53% del consumo total de vinos en los Estados Unidos y más del 50% del consumo mundial, con una clara tendencia a seguir incrementando en los años venideros.

Visto lo anterior, no cabe la menor duda de que los tiempos han cambiado, y que ese ejército de mujeres que durante siglos se bañó de tierra, sudor y mosto bajo la sombra del anonimato, surge ahora a la luz mostrando su orgulloso y bello rostro; con nombres y apellidos, con entusiasmo contagioso, con talento innovador y el ingrediente primordial: amor a la vid y pasión por el vino.